La emoción, la ilusión, el valor a los momentos, todos son ejes de la misma patraña, al menos hoy lo veo así, cuando después de decidir olvidarme un poquito de mi bienestar y dedicarles el sábado a mi familia, la sensación del después es de tristeza y vacío.

Yo que nací para regalar, para remover mínimamente las almas para que aprendiesen a ver el sol cada mañana, me pellizco hoy escondiendo las manos debajo de la mesa para que con ese dolor se contrarreste el otro que siento cuando oigo conversaciones egocéntricas y de mal agüero. ¿Cómo puede ser que yo sea incapaz de remover ni un milímetro de su postura implacable y soberbia? ¿Cómo puede ser que yo no sepa la manera de convencerle que el mundo no va en su contra? ¿Cómo hacerle ver que si sonríe, los demás sonreirán, que si les habla sin gritar, los demás se relajarán, que si se hace entender desde la humildad, los demás le escucharán…?
Yo que solo pienso en hacer felices a los demás para que su dicha me vuelva en boomerang, hoy me sigo pellizcando con la mano izquierda en la barbilla mientras tengo los brazos cruzados y las piernas cruzadas y la mirada clavada en la pared. No hay felicidad posible en este momento familiar, la emoción por crear un instante para el recuerdo se ha desvanecido, ni siquiera ha podido nacer, y el valor del momento no existe. Ni aunque se intente arreglar con un murmullo, una risa o un chiste, definitivamente no lo añadiré a mis escritos, porque no hay tanta magia que rellene los huecos que me faltan.

Es mucho mejor, sin duda, y no tan difícil, formar parte de un cuento, ¿no?
1 comentario:
Puede que la respuesta sea simple:
Hay aves que necesitan volar por el aire. Libres. Subir hasta el sol y bajar en picado hasta el azul del mar.
No es que odien las jaulas. Se encuentran bien en ellas en periodos cortos de tiempo. A veces incluso lo pasan bien, pero les suenan a algo rutinario y sensación de DejaVu.
Si por azar, alguna vez, aquella ave llega herida a la jaula, puede que eso la convierta en intratable.
Quizá...Solo quizá... Habría que cambiar el fondo. Cambiar la jaula, por los árboles, el mar, la nieve, las montañas... o Zack...
Pero sobretodo... Cuando en la jaula no se está cómodo, o si se está herido, el esfuerzo debe ser de todos.
Atacar al ave, allí, en la jaula, no puede llevar a nada bueno. Se revelará y sacara su 'intratabilidad'. Es ese estado no hay posibles risas sinceras a mostrar. Pero ayudarla a olvidarse de su herida, suele tener mejores resultados.
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