11 mayo 2014

Las letras de mis canciones

Cuando uno está un poco loco, lo mejor es culpar a la genética.
En las entrevistas de trabajo mi familia es la responsable de mi inagotable creatividad: 
En casa somos todos un poco artistas, mi padre ganó un concurso de radio cantando una copla, mi hermano es informático pero en realidad es ilusionista, y mi madre, ¡ay, mi madre!... ella es un caso aparte, un fenómeno, ¿cómo podría explicarlo?..., mi madre es FELIZ.

A lo largo de los años me inventé historias para darle la vuelta a la realidad cuando lo necesité y puedo decir que casi siempre funcionó: de pequeña creaba cuentos para intentar jugar con aquellas muñecas bobas que me habían regalado, para que no siguieran allí inmóviles pidiéndome amor con sus pequeños ojos. Cuando crecí un poco necesité ser un ángel para que no me dolieran los arañazos cada vez que me caía (siempre fui un poco torpe), y cuando esto ya no funcionó, probé con una frase que aún hoy utilizo: “si te duele mucho, concéntrate y piensa que es un sueño, ya verás cómo cesa…”.
En esa casa de artistas nos encantaba cantar, incluso mi abuela nos enseñó canciones de su Zaragoza natal, pero claro, yo entonces no lo sabía. Tarareábamos en el desayuno y también durante los largos viajes apretujados en el asiento de atrás. En verano creábamos concursos con premios para convencer a los amiguitos y a los primos para que nos acompañaran con sus voces y sus bailes en aquellas calurosas tardes.

Esta afición sigue intacta hasta hoy y he de reconocer que sigo inventándome las letras de antiguas melodías que es lo único que parece quedar en mi memoria de lo que aprendí, qué caprichoso es el destino…Lo más gracioso de todo es que, cuando un día voy a casa de mis padres y de repente me sorprenden haciendo un gesto que creía que era mío, entonces confirmo que cuando uno está un poco loco, hace bien en culpar a la genética.

La imaginación me ha ayudado a conseguir el mayor de los retos: seguir adelante en los malos momentos. 
Lo sencillo es ponerse a cantar cuando te rodean otros que prueban lo mismo, bromear cuando eres la estrella invitada, decir algo ingenioso cuando intentas sorprender a alguien. El que canta, su  mal espanta, pero para algunos como yo, es algo más profundo: cantar es inventar una nueva letra para una melodía conocida y con ello conseguir cambiar la realidad.

Al hacerlo me siento mejor y quizás por ello, en ese momento y sin querer, se genera una fuerza que se vuelve expansiva y convence a muchos otros.
Esa debe ser la energía a la que todos se refieren cuando hablan de mí.
A pesar de ello, yo sigo repitiendo en las entrevistas que esa inagotable creatividad es por culpa de mi familia. Por ellos y para ellos, seguiré inventando letras de canciones que luego otros cantarán…, mejor que yo, ¡por supuesto!



Canción del post: See you soon de Benjamin Francis Leftwich