14 abril 2013

La verdad no importa tanto...

Qué más da si es verdad o solo es un matiz. Qué más da si la verdad contiene matices desconocidos. Que más da si la suma de matices nos da una verdad que puede ser, o no, verdad. Qué más da.
Conozco a alguien que podría vivir en un interminable parque de atracciones y no cansarse jamás: si le regalas el boleto, puede subir y bajar del tiovivo hasta tener la cabeza pesada por el mareo, y si la dejas, puede deslizarse todo el día por el supertobogán a pesar de que casi no cabe dentro del tubo pintado de azul que llega hasta la piscina...y xoooof.
Conozco a una persona que, a pesar que pasen los años, le siguen dando ataques de risa tan desternillantes que si estás a su lado no puedes reprimirte y acabas llorando con ella, doblada en dos incapaz de dejar de reir. Y si luego le pones una canción que conoce, sigue la melodía y se pone a cantar, y tu también acabas tarareando aquella canción que dice sapore di mare, sapore di sale…o estando contigo, contigo, me siento feliz!
Conozco a alguien que aún esconde bombones en su mesita de noche para comérselos justo después de comer, que no se pierde las películas más románticas, ni las que salen perros, ni tampoco las que detallan grandes desastres donde al final todo se arregla. Si no puede ir al cine, antes de estirarse toda ella en el sofá, calienta al microondas una bolsa de palomitas que explotará justo cuando suene el Clink del temporizador.
Conozco a  una persona casi ajena al dolor, y cuya palabra más  característica  es toda una declaración de principios: cuando algo no va bien, ya se arreglará, buajh. Con ella, las desdichas no tienen sentido y las penas se desvanencen en el aire pues al minuto te devuelve una mirada incrédula…Buajh.
Conozco a alguien que cuando aparece en la noche la luna llena sé sin dudarlo que la habrá contemplado antes que yo, que habrá espiado tras los edificios perdiéndose allá arriba en este momento tan especial. Y sé que cuando caigan algunas gotas de lluvia, saldrá un momento al patio para dejarse mojar por el agua fresquita, radiante como una chiquilla. Quizás sea por ella que yo olvido los paraguas en cualquier parte.
Conozco a una persona que no sabe de buenos ni malos, ni de políticos, ni de libros, ni de todas esas cosas que nos enseñaron que eran importantes…Sin embargo, tiene una vida plena y feliz, muchas veces mucho mejor que la mía. Nunca pensé que la inocencia fuera un regalo tan valioso.

A su lado, la vida tiene otro color, otro sabor y una música distinta, siempre alegre y jovial, pero tienes que acostumbrarte, porque fuera, la vida es bien distinta. Hace falta tiempo y paciencia para darse cuenta y aprender las diferencias, pero a medida que pasan los años vas viendo las conexiones y su reflejo en tu forma de ver la vida. 

Y es que, como tu dices,  mama, en realidad lo demás no importa tanto...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hombreeeee!

Ya tocaba!

Jaume