
Hay una canción que está llena de guitarras que me gusta
mucho. No la pongo habitualmente pero cuando la escucho me siento identificada
y me da un instantáneo subidón de felicidad. Comienza así: ella es fuerte y débil a la vez, pero así somos los dos…
Ella es fuerte y débil a la vez, pero tiene una
extraordinaria fortaleza interior. Creo que no es consciente de la capacidad insólita que habita en su interior capaz de revolverse y lanzarse,
sin temor, a combatir en las más heroicas hazañas sin
más escudo que su vida y su convicción…Es capaz de matar monstruos por ti, solo tienes que avisar…

Ella es una mujer de carne y hueso y a la vez, el capitán de
los salmones. Una vez me preguntó: si yo fuera un animal, ¿cuál sería?. Lo
tuve muy claro: los salmones son capaces de realizar una odisea vital, como ella. Nacen
en un lago, y a pesar de la docilidad de sus aguas, un día una fuerza interior
les hace dejarse arrastrar por las cuestas imparables del río hasta llegar al
gran océano, donde los depredadores estarán esperando. El salmón sabe que tiene que aguantar todo el tiempo que pueda para aprender, para conocer, para madurar. Y el día
marcado, se dará cuenta que tiene que regresar y emprenderá su último viaje,
nadando a contracorriente hasta agotar las fuerzas para volver al lugar que le ha visto
nacer y dedicarse, ahora lo sabe, a aquello para lo que estaba predestinado. Ella está ahora en el camino y a pesar que encontrará muchos obstáculos, como embalses que saltar, trampas humanas que esquivar, incluso zarpas del terrible
oso de las que huir, regresará feliz a su puerto particular.
Y es que ella es fuerte y débil a la vez, pero así somos las
dos. Amigas y hermanas para siempre.