10 febrero 2013

Un lugar en blanco y negro


He viajado hasta un país vasto e inmenso, tan grande que sus habitantes no pueden reconocerse. Quizás fueron vecinos alguna vez, pero nunca lo averigüarán. Su pasado es reciente y la búsqueda de un futuro mejor les empujó hacia la gran ciudad. Mientras ésta acumula más y más caras distintas, los campos se quedan mudos y helados, sin nadie que los cultive. La urbe es una abigarrada mezcla de desconocidos, los cuales nunca desvelarán su origen por vergüenza o desconfianza.

He viajado hasta un territorio de color gris, en el que las nubes se resisten a abandonar el cielo y el sol es solamente un sueño de verano. Para remediarlo en las ciudades importantes se han instalado potentes focos de luz para que la gente, deslumbrada, no suspire por lo que les es vedado. No tienen ni sol ni calor, y para olvidarlo, se ha invertido en grandes estufas que riegan de calor el interior de cualquier edificio para que la gente, engañada, no desee por fin abrazarse.

He viajado hasta un sitio donde los cuentos, la familia ni la tradición cuentan. Todo ello les fue arrancado de cuajo y ahora, si alguien les pregunta, ya no recuerdan, por rabia o por olvido. Quizás un día las puertas del corazón tuvieron que cerrarse para no sufrir. En lugar de sentimiento, lo que notas es una armadura perfecta de superficialidad.

He viajado hasta un lugar muy lejano, tan remoto que sus habitantes hablan una lengua muy extraña de la que es imposible entender una palabra ni leer una frase. Por eso, durante aquellos días me esforcé tanto como pude por hablar despacio, me ayudé con el teatro de las manos y usé el lenguaje universal de la sonrisa. Sin embargo, aquellas personas habían estado tan aisladas que a duras penas me entendieron...

El espectro del pasado nos acecha y el futuro es incierto, quién lleva nuestro barco está corrompido...Mejor vivir así y ahora... 

He viajado hasta un rincón del mundo donde te reciben sin pasión y en el que, a pesar de tus esfuerzos por gustarles, no se desprenden de la máscara provisional que llevarán de por vida. Solo hay un instante en el que un destello les delata: tras unas copas de más les oigo pronunciar palabras que hablan de anhelos, de viajes, de alegría de vivir.

Pero es mejor no soñar, aún no sabemos lo que queremos.

Al final de una larga ruta se llega a un país rico y sorprendente pero que tiene un velo que lo deja son color. De allí te vas en un susurro, invadido por una pena indescriptible por la gente que quizás no tenga la oportunidad de cerrar los ojos, volar unas horas y al volver a abrirlos...esté de nuevo en casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta la frase: Pero es mejor no soñar, aún no sabemos lo que queremos...


Firmado: el taxista poeta ;)

Cris dijo...

Es una buena frase, sí, pero yo prefiero soñar despierta si hace falta, pero siempre soñar...!

A ver si te lanzas con un blog o me das tu cuenta de Fb para que pueda "criticarte" tus poesías de ciudad, que seguro tienes muchas!