02 septiembre 2012

Y no pasa nada...

Creo que para la gente como nosotros, el inicio de un nuevo ciclo vital no se produce a principio de año, sino justo después de las vacaciones de verano. Quizás es que en Navidad tenemos menos días para desenchufarnos de las preocupaciones y los temas pendientes. También es cierto que cuando empieza el año nuevo, no se produce ningún cambio en el entorno que sea perceptible
Y es que es ahora, al darle la vuelta al calendario, que uno se pregunta si existe alguna posibilidad de volver atrás...
Después de días enteros dorándose al sol y de alargar las tardes con el ronroneo de las olas de un mar en calma, uno se da cuenta que el tiempo puede fluir fácilmente y no pasa nada.
Después de haber conversado durante horas sobre temas variados, tan sencillos que incluso se puede perder el hilo y luego volver, medio adormecido por el calor y la música que suena lejana, uno se percata que es posible participar a medias y disfrutar de los silencios.
Después de días vestidos de cualquier manera, sin maquillaje y con el pelo atado, sin afeitarse siquiera, andando con chanclas o con las mismas bambas llenas de barro, uno piensa de repente en lo que le espera y le entra una pereza extraordinaria.
Mientras esto sucede, la temperatura empieza a descender. Los días ya no se alargan hasta las nueve de la noche y en las terrazas hace falta llevarse algo más. El viento comienza a mecerse en los árboles y algunas hojas revolotean como una señal de lo que va a suceder en breve. Y uno piensa que, inevitablemente, el otoño y la vuelta a la rutina ya están aquí.
Y en ese momento, la rebeldía hace su aparición, y en un acto heroico, uno se planta y decide que:
-Voy a hacer una lista de las diez cosas que me hacen feliz y elegiré un par de ellas. Las pegaré en un post-it sobre la pantalla de mi ordenador en la oficina para no olvidarlo.
-Como me he cuidado poco hasta ahora, voy a apuntarme a un curso de baile en el centro cívico del barrio y prometo ir al gimnasio al menos una vez por semana.
- No sé á si apuntarme a un curso de yoga o a un seminario sobre fotografía ...quizás me atreva con el cine, lo importante es hacer algo para distraer la mente y aprender algo nuevo...
Durante Septiembre vivirá a caballo entre el recuerdo de aquel viaje con tantas aventuras o de la bendita puesta de sol sobre el mediterráneo y la necesidad de sentirse tan vivo como entonces durante el invierno.
En Octubre, sin embargo, con el cambio de hora, empezará a pensar que le hace falta un abrigo nuevo y que este trimestre ya se le ha pasado el curso de baile. Mientras tanto, el post-it continuará colgando de la pantalla del ordenador y cada mañana, cuando lo encienda, suspirará y pensará en cuántas cosas tiene aún pendientes …
Sin embargo, dentro de un tiempo, volverá de nuevo el verano: esa invasión de calor y luz, la oportunidad de perderse en lo desconocido o de dejarse mimar por el simple fluir del tiempo...con la más absoluta tranquilidad. ¡Merecido regalo!

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