17 diciembre 2011

Por pedir...

Hace muchos años leí una novela que pasó sin quedarse en mi selectiva memoria y que tenía un punto de arranque muy interesante: la protagonista solía escribir un diario íntimo y se lo iba dejando olvidado en cualquier sitio. A través de ese despiste intencionado conseguía que el otro conociera sus deseos y caprichos, sus miedos y sus dudas. La mirada del otro, se llamaba.
Si me deslizo de vez en cuando por la empinada rampa de la montaña rusa de mi mente es debido a mi habilidad para guardar silenciadas quejas esenciales o para esconder mi desánimo tras mi obstinado orgullo. Por eso hoy, a través de una especie de diario olvidado, he decidido hacer una lista de peticiones para aquellos que me quieran y sigan leyendo. Creo que es el momento adecuado, ya que a mi alrededor todo el mundo está pidiendo sus regalos de Navidad. Quizas, con un poco de suerte, algunos de estos deseos se harán realidad. Por pedir…que no quede. Aquí van:
A los que no proponen: me gustaría recibir de vez en cuando una invitación vuestra para quedar, que no fuera ficticia, que tuviera un par de días concretos y sobre todo, que incluyera un cachito de ilusión.  
A los que solamente piden: me conformaría con que algún día me sorprendieráis con un regalo, del tipo que sea, y que yo supiera que es para mí. Solo con pensarlo, ya sonrío.
A los que ocupan mi tiempo: tengo la gran suerte que solo con pasear y abrir los ojos, ya me suceden cosas, pero claro, tengo que darles la oportunidad. Los artistas inventamos a través de los sentidos, pero si nos atrapan en oficinas y nos roban la energía, nos apagamos. ¡Necesitamos salir a la calle más a menudo!
A los fiesteros: la próxima vez que os vayáis de copas o cuando tengáis previstas unas risas, no olvidéis llamarme. Que la risa es de las pocas enfermedades contagiosas que se agradecen.
A mi jefe: ejem, ¿cómo puedo decirle que me suba el sueldo?...,que sí, que tengo una lista de buenas razones…
Al Dios adecuado: gracias por seguir tachándome de la lista de personas con salud delicada. Sigue así y por favor, haz lo mismo con todos los que quiero. ¿Podrías además dar un empujón para los que aún están en ello? ¡Gracias!
 Al que tengo al lado: no me gusta que me llames “jefa”, me recuerda que nunca lo seré, y además me hace vieja y gruñona. Los que nacimos currantes lo que se nos da bien es ofrecer ...¿no ves que no mando ná de ná?...
A los que están a mi alrededor: recordad que me encanta el cine, (¿cuándo vamos?), que me pirran los restaurantes románticos, y que si queréis que salte de felicidad, solo tenéis que sorprenderme. Venga, que soy muy fácil.
A los que se perdieron en los enredos del tiempo: por favor, llamadme, ¿no os dáis cuenta que os echo de menos?
A los que se olvidaron este año: cuando vuelva a ser mi cumpleaños, llamadme por teléfono, enviadme un mensajito o haced una señal de humo, ya que lo estaré esperando…para mí es MUY importante.
 (…)
De momento, no se me ocurre nada más que sea imprescindible. Escribir ha sido muy sencillo, así que si algunos de estos deseos se hacen realidad, quedará demostrado que para conseguir lo que sea, no hay nada más simple que pedirlo por su nombre…Así.
¿por qué no lo pruebas?

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