Ella no podía comprender que aquello hubiese dejado de ser
crucial para una generación como la mía y yo no tenía la paciencia para repintar sus palabras con el barniz de mis valores. Sin la vinculación que teníamos y con el paso del tiempo, esta distinta visión del mundo hubiera abierto
una grieta insalvable, si no fuera porque siempre existe algo esencial a
lo que todos volvemos...
Hasta que no llegue el momento en que deje de comprender al mundo, hasta que no esté cansada de sorprenderme y sepa que ya no hay vuelta atrás, no podré dejar de intentar resolver el misterio de cuáles son las piezas que mueven el mundo. Solo entonces, quizás me atreva a decir “aquí lo dejo” y por fin me siente en un balancín para mecer mi vejez con tranquilidad y sordera...Sin embargo, (me conozco y sé que no podré evitarlo), cuando pase alguien por delante de mi jardín y me salude, me pondré a explicar historias que a nadie le importan y recordaré que eso era lo que hacía mi abuela...
Para que esto suceda, lo sé, aún falta mucho tiempo, pero he de reconocer que algo está empezando a cambiar delante mío:
Las edades ya no suman como antes y ya no importa el
más diez o el menos diez, porque todos empezamos a tener dudas similares
sobre temas cotidianos. Aunque no lo comentamos, en nuestro interior empezamos a ser conscientes de que hay lugares que no nos suenan, disciplinas en las que ya no destacamos y en las que incluso podemos meter
la pata. Además, los ambiciosos nos hemos vuelto comedidos, y los valientes, más prudentes, porque sabemos que en determinadas situaciones los que destacarán serán otros. Si no fuera porque siempre existe algo esencial a lo que todos volvemos, no nos sentiríamos tan bien.
Porque en realidad, no estamos tan lejos...
A pesar de las nuevas palabras o de las que parece que importan, a pesar del cambio de prioridades o de
referentes o de modas, aunque hayan cambiado los que ganan y pierden, los nombres propios y los falsos nombres,
a pesar que nuestro universo se vuelva cada vez más incomprensible, sabemos que, a pesar de todo, los valores esenciales serán siempre los mismos:
se temerá a la soledad y se gritarán las injusticias, se llorará a la familia por encima de cualquier circunstancia. De cualquier ceniza surgirán y vencerán valores como el amor, la pasión y la amistad...
y todos ellos, seguirán haciendo vibrar al mundo.
se temerá a la soledad y se gritarán las injusticias, se llorará a la familia por encima de cualquier circunstancia. De cualquier ceniza surgirán y vencerán valores como el amor, la pasión y la amistad...
y todos ellos, seguirán haciendo vibrar al mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario