If you don’t like, change it. And if you can’t
change it, change your attitude. Don’t complaint.
Maya Angelou,
poetisa, novelista, cantante y actriz y activista por los derechos civiles.
¿Podrías recordar un par de momentos en los que te sentiste realmente vivo? En mi caso, no fue cuando
las cosas me fueron fluidamente bien, porque en esos momentos estaba demasiado relajada para darme cuenta. O quizás fuera, porque justo entonces ya era demasiado tarde, ya que mi mente buscaba ávida nuevos sueños por cumplir.
Sentirse vivo es aspirar con profundidad el aire fresco
después de una tarde de lluvia, justo cuando el cielo empieza a mostrar su
verdadero azul. Es descalzarse y sentir como la tierra mojada
te produce un leve escalofrío. Sin embargo, a menudo estás tan ocupado quejándote de la maldita lluvia que no te ha dejado salir que le das la espalda a la primavera.
Sentirse vivo es escuchar los compases de un piano al pasar
por debajo una ventana y, en lugar de seguir andando hacia tu
destino, cerrar los ojos por unos instantes e imaginarte que alguien te saca a
bailar...Pero justo al pasar, tenemos la oreja pegada a un móvil, los
ojos concentrados en una pequeña pantalla y como siempre, llegamos tarde a
nuestra cita.
Sentirse vivo es irse a dar una vuelta sin ningún plan, con la simple intención de devolver un saludo, de pararse a charlar con
cualquiera sin pensar ni quién, ni cómo, ni qué, ni nada. Es deambular sin rumbo, arriba y
abajo, apreciando cada instante, cada detalle, porque te sientes bien.
Sin embargo, los que estamos realmente bien tenemos el cuerpo atrapado por las obligaciones y tan acostumbrado a desconfiar, que convertimos en locura cualquier aventura.

Ps. Dedicado a los que se alejan de los nubarrones de cualquier
tormenta.