20 mayo 2012

Locos de atar


If you don’t like, change it. And if you can’t change it, change your attitude. Don’t complaint.
Maya Angelou, poetisa, novelista, cantante y actriz y activista por los derechos civiles.
¿Podrías recordar un par de momentos en los que te sentiste realmente vivo? En mi caso, no fue cuando las cosas me fueron fluidamente bien, porque en esos momentos estaba demasiado relajada para darme cuenta. O quizás fuera, porque justo entonces ya era demasiado tarde, ya que mi mente buscaba ávida nuevos sueños  por cumplir.

Sentirse vivo es aspirar con profundidad el aire fresco después de una tarde de lluvia, justo cuando el cielo empieza a mostrar su verdadero azul. Es descalzarse y sentir como la tierra mojada te produce un leve escalofrío. Sin embargo, a menudo estás tan ocupado quejándote de la maldita lluvia que no te ha dejado salir que le das la espalda a la primavera.

Sentirse vivo es escuchar los compases de un piano al pasar por debajo una ventana y, en lugar de seguir andando hacia tu destino, cerrar los ojos por unos instantes e imaginarte que alguien te saca a bailar...Pero justo al pasar, tenemos la oreja pegada a un móvil, los ojos concentrados en una pequeña pantalla y como siempre, llegamos tarde a nuestra cita.


Sentirse vivo es irse a dar una vuelta sin ningún plan, con la simple intención de devolver un saludo, de pararse a charlar con cualquiera sin pensar ni quién, ni cómo, ni qué, ni nada. Es deambular sin rumbo, arriba y abajo, apreciando cada instante, cada detalle, porque te sientes bien. Sin embargo, los que estamos realmente bien tenemos el cuerpo atrapado por las obligaciones y tan acostumbrado a desconfiar, que convertimos en locura cualquier aventura.

Andamos pasando los días sin pensar mientras somos afortunados. No los vemos, pero esos son días de color pastel. Pero son precisamente los días que suceden al momento en que hemos tomado una difícil decisión, en los que nos obligamos a dejar atrás el hastío y la soledad porque no nos lo merecemos, en los que nos aferramos fuertemente a la vida tras una enfermedad, los que estallan en un sinfín de colores indescriptibles.
Así que si ves algunos locos felices por la calle, no les juzgues. Algunos están logrando cambiar algo en sus vidas que no les gusta o que les hace daño. Otros no han podido pero lo han dejado pasar y están descubriendo que quizás sea sencillo sentirse bien.



Ps. Dedicado a los que se alejan de los nubarrones de cualquier tormenta.